Poemas inéditos
1.
Árboles a contraluz. Por la noche el campo de golf deja de ser un hoyo donde se cuece la lucha de clases. Quizá mi mirada esté envenenada. Yo cavé un hoyo lejano en un bosque aún más lejano. Hay en ese bosque libros que se ocultan de mi mirada. Son como cuadros no terminados. Eternos dibujos a los cuales ingreso invitada por mí misma. Árboles que se asemejan a la noche y/o son mi noche. La noche de las niñas sietemesinas en incubadoras calientes de vida. Preferiría que no las decapites. Viven allí un puñado de poetas que se asemejan en algo a mí.
HOYO CAVE BOSQUE INCUBADORAS DECAPITE SIETEMESINAS POETAS
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Parque El Carmen
Encendida. Incendiada. El sol me perturba. Enseguida vomito. Hay un animal que me vigila y un sorprendente ombú que en lugar de dar sombra, se me mete por las narices. Soy gobernada por un infierno verde. Si tú supieras, me comprenderías, pero tú solo sabes cómo se maneja el lenguaje, qué palabra conviene mejor a mi vocabulario. Con señales te pido que me salves. Mi lenguaje es precario aunque suficiente. Yo sé que lo has comprendido, pero sigues hablando y/o escribiendo y yo no te entiendo. Hay un ombú que me controla. Se me caen las lágrimas y las cenizas de mi madre se pasean de aquí para allá ingobernables. Y tú sigues con tus tildes y tu lenguaje fabuloso que se arrastra de impertinente claridad mientras yo permanezco sombría y en silencio entre voces y risas de viejos y niños. Sola con ese infierno verde dentro de mí.
VOMITE OMBÚ INFIERNO CONTROLE CENIZAS MADRE LENGUAJE IMPERTINENTE
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Paraíso 9
Árboles a contraluz. Mi mirada está envenenada. Escarbo un hoyo. Toda la noche hice un agujero. Los brazos me temblaban. Mi mirada enrojecida y el campo de golf vacío. Esos hoyos son nidos de conejos. Podría sembrar un puñado de libros allí o enterrarlos en lo hondo. Entierras libros y salen madres. Aparecen madres que entierran hijos o hijos enterrando madres. Madres que visitan a hijas en campos de golf eriazos. Campos de golf sin hoyos con madres que vienen a visitar a hijas que cavan inútilmente. Campos de golf que se sumergen en la mente y madres soplando en las nucas de las niñas que están de luto.
Victoria Guerrero Peirano. Lima, Perú, 1971. Poeta, narradora, profesora e investigadora. Es doctora en Literatura por la Universidad de Boston y máster en Estudios de Género. Ha publicado en poesía: Documentos de Barbarie (poesía 2002-2012) (2013) que comprende los libros: El mar ese oscuro porvenir, Ya nadie incendia el mundo, Berlín y Cuadernos de quimioterapia; Zurita + Guerrero (2014) y En un mundo de abdicaciones (2016). Además, la novela corta Un golpe de dados (2015 y 2014). Sus poemas han aparecido en diversas revistas y antologías nacionales e internacionales, y han sido traducidos al alemán, inglés, francés, portugués y finés. Actualmente ejerce la docencia en la Universidad Católica.
La imagen que ilustra este post es una intervención de la obra A Lawn Being Sprinkled (1967), de David Hockney.