Al norte del futuro

Trad. Mariano Rolando Andrade

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a l   n o r t e   d e l   f u t u r o

Christophe Manon

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(fragmentos)

 

Los torturadores abrían llagas
en el fondo de los océanos no escuchábamos
el grito cerrado en las mandíbulas despedazadas de los peces ni
los soles decapitados echábamos por tierra su noble sangre ya no había
nombre para aquello que crecía ahora
la vegetación la amábamos exuberante y gruesa los animales
color de lluvia incluso los muertos los tomábamos en nuestros brazos
¿cómo
será el amor al final de las eras en la claridad de los fuegos vueltos
inmóviles? ¿sabrá reconciliarse en un beso florecer en
ramos de palabras que
echen a volar y desaparezcan
desaparezcan en el silencio mismo volando y
desapareciendo y su ruido se reduzca
y se convierta en carne?

 

Extranjeros en la lengua descuartizados
entre dos siglos los pies al norte del futuro conocemos
el gusto del desastre donde algo de estelar ha desparecido
porque no se puede detener
la caída de los astros y sobre nuestros labios la ceniza que fue elevándose en
el aire rojo de la mañana donde ahora se hunden
nuestras esperanzas ¿la muerte
nos arrolla en la indiferencia o bien
hablándonos suavemente con tanto
amor como puede explicando aquello que hace y
por qué lo hace y se desmorona
la tierra bajo nuestros pies por no
haberla amado?

 

Nuestro cuerpos se volvieron
sintaxis necesitamos descifrar la física
de los sueños ¿nuestra consciencia es algo más
que una banderola de bruma y silencio durante
los grandes brotes de helada un retrato de sangre sobre la nieve que
se derrite a la luz
del día? ¿no somos
criadores de polvo guardianes de una palabra fiel contagiosa y
que prolifera? ¿no tenemos
viva y tenaz la pasión de lo real? inexpugnable
es nuestra fortaleza mucho tiempo
hemos luchado mucho tiempo
hemos permanecido de pie esperando
en el mugido de la masa porosa del tiempo el ruido
que hace y cómo se desata cómo
despliega su ciencia.

 

No éramos nada era
mucho tiempo atrás guardábamos cada hueso
para el futuro nuestro
oficio era ignorar espalda doblada bajo el peso de la historia vestidos
de sangre con turba coágulos
de arcilla nosotros salvajes sí astros más que transparentes habíamos aprendido
a hacer bailar
nuestros cadáveres prestando solo nuestra sombra sujetada
al aire sin saberlo en equilibro sobre
otra vertiente del tiempo desapareciendo en el ángulo del cielo ciego
días tras
días ciegos más lúcidos por tener un ojo de más
cantábamos atentos al rastro de los dioses prófugos pero para
quién para qué pueblo animal bestias no ficticias manadas llevadas
al descuartizamiento despedazadas
presas siempre
en la mira y en la noche
del mundo decíamos lo sagrado
que ningún sagrado funda.

 

Armados de una justa cólera llenos
de la visión de las cosas acontecidas no podíamos desviar la
mirada del siglo
bárbaro quemábamos lo imaginario para calentar
lo real pero éste se vengó exigiendo
verdaderas lágrimas y verdadera sangre no teníamos
palabras para decir las palabras que quedan en la garganta imposible
restaurar la sonrisa que nos alumbraba antaño imposible
reencontrar la mano que nos prodigaba caricias a veces
escuchábamos hombres contar y era
como un fuego que calentaba nuestras entrañas el cielo intoxicado
lo llenábamos de materia
negra enviábamos mensajes al corazón del universo pero
nadie oía los sollozos del niño el grito de aquella
que fue violada porque he aquí lo que pasó y dondequiera el silencio
se amplificaba en el corazón del ruido y sin embargo
percibíamos un susurro
más antiguo que nosotros mismos.

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Au nord du future (extraits)

 

Los tortionnaires ouvraient des plaies
au fond des océans nous n’entendions pas
le cri fermé dans les mâchoires déchiquetées des poissons ni
les soleils décapités nous jetions à terre leur noble sang il n’y avait
plus de nom pour ce qui poussait maintenant
la verdure nous l’aimons exubérante et grasse les animaux
couleur de pluie même les morts nous les prenons dans nos bras
comment
sera l’amour à la fin des âges à la clarté des feux devenus
immobiles saura-t-il se réconcilier dans un baiser fleurir en
bouquet de paroles qui
s’envolent et disparaissent
disparaissent dans le silence lui-même volant et
disparaissant et son bruit se résorbe
et se mue en chair.

 

Étrangers dans la langue écartelés
entre deux siècles les pieds au nord du future nous savons
le goût du désastre où quelque chose de stellaire a disparu
puisqu’on ne peut arrêter
la chute des astres et sur nos lèvres la cendre que fut s’élevant dans
l’air rouge du matin où désormais s’enlisent
nos espérances la mort
nous fauche-t-elle dans l’indifférence ou bien
en nous parlant doucement avec autant
d’amour qu’elle peut expliquant ce qu’elle fait et
pourquoi elle le fait et se dérobe-t-elle
la terre sous nos pieds faute
de l’avoir aimée.

 

Nos corps sont devenus
syntaxe il nous faut déchiffrer la physique
des rêves notre conscience est-elle autre chose
qu’une banderole de brume et de silence pendant
les grandes poussées de gel un portrait de sang sur la neige qui
fond à la lumière
du jour ne sommes-nous pas
éleveurs de poussière gardiens d’une parole fidèle contagieuse et
qui prolifère n’avons-nous pas
vive et tenace la passion du réel imprenable
est notre forteresse longtemps
nous avons lutté longtemps
nous sommes restés debout guettant
dans le mugissement de la masse poreuse du temps le bruit
qu’il fait et comme il se déchaîne comme il
déploie sa science.

 

Nous n’étions rien c’était
il y a longtemps nous gardions chaque os
pour l’avenir faisions
métier d’ignorance dos ployé sous le poids de l’histoire vêtus
de sang tourbeux caillots
d’argile nous lavajes oui astres plus que transparents avions appris
à faire danser
nous dépouilles ne prêtant que notre ombre agrippée
à l’air sans le savoir en équilibre sur
un autre versant du temps disparaissent à l’angle du ciel aveugle
jours après
jours aveugles plus lucides d’avoir un oeil en trop nous
chantions attentifs à la trace des dieux enfuis mais pour
qui pour quel peuple animal bêtes non fictives meutes menées
à l’équarrissage dépecées
proies toujours
en ligne de mire et dans la nuit
du monde nous disions le sacré
qu’aucun sacré ne fonde.

 

Armés d’une juste colère pleins
de la vision des choses advenues nous ne pouvions détourner le
regard du siècle
barbare nous brûlions l’imaginaire pour réchauffer
le réel mais il s’est vengé en exigeant
de vraies larmes et du vrai sang nous n’avions pas
de mots pour dire les mots qui restent dans la gorge impossible
de restaurer le sourire qui nous éclairait autrefois impossible
de retrouver la main qui nos prodiguait des caresses parfois
nous entendions des hommes raconter et c’était
comme un feu qui chauffait nos entrailles le ciel intoxiqué nous
le remplissions de matière
noire nous adressions des messages au coeur de l’univers mais
personne n’entendait les sanglots de l’enfant le cri de celle
qui fut violée car voilà ce qui s’est passé et partout le silence
s’amplifiait au coeur du bruit et cependant
nous percevions un chuchotement
plus anciens que nous-mêmes.

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Christophe Manon (1971) vive en París y ha publicado una quincena de libros, entre ellos l’éternité (la eternidad, 2006), Protopoèmes (Protopoemas, 2009), Testament (d’après F. Villon) (Testamento, según F. Villon, 2011) y Extrêmes et lumineux (Extremos y luminosos, 2015). Los poemas de Au nord du futur (2016), con su falsa cadencia y su desafío a la sintaxis tradicional de la lengua francesa en la versificación, se leen como hipnóticas visiones o pesadillas que están por llegar y que, de un modo u otro, ya conocemos o vivimos.

 

Mariano Rolando Andrade. Buenos Aires, Argentina, 1973. Poeta, escritor, traductor y periodista. Publicó la novela «Los viajes de Rimbaud» (1996), participó en la antología de poesía “Buenos Aires no duerme” y ganó el Premio Juan Rulfo a mejor cuento en lengua francesa (2001).  Recientemente coeditó junto con el poeta, traductor y crítico literario Juan Arabia la antología bilingüe “Poesía Beat” (2017). Entre sus más recientes trabajos se destaca el realizado junto con el poeta, traductor y crítico literario Juan Arabia la antología bilingüe Poesía Beat (Buenos Aires Poetry, 2017). Sus poemas han sido publicados en Argentina, México, Chile e Italia. «Canciones de los mares del sur» es su libro más reciente. 

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