Sam Hamill

Trad. Esteban Moore

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Un dragón en las nubes

Es el solsticio–
caliente, seco,
el aire demasiado pesado para moverse,
una bruma azulada cubre las montañas.

He estado asándome al sol
en compañía de la fábula de Elena
……………………/de Eurípides.

Silenciosamente,
un pinzón hembra vuela desde el cedro
y se posa en el marco de la ventana abierta.

Entonces me doy cuenta
de su curiosidad.
Ella me está observando,

se acerca dando pasos breves,
cautelosamente.

La belleza de lo trágico,
la tragedia de la hermosura,

no sabe ni le interesa recordar.

Sólo sabe dos cosas:
que el mundo es plano,
y que vive de este lado

del único río que no podrá
atravesar en su vuelo.

Observa las esmeraldas en el pasto
y allí, solo ve semillas.

Nuevamente se mueve, se acerca aún más,
mueve la cabeza hacia los costados,
inspecciona mi cuerpo desnudo.
Sus ojos son grandes
y están agobiados por su sabiduría,

como los ojos de Kawabata (1)
que sólo sabían
de la tristeza y la belleza.

Cierro el libro muy despacio,
apoyo la cabeza sobre mis brazos,
y miro sus ojos:

se transforma en mi amante
en mi maestro del dharma.

Morris Graves (2) sostiene que los pájaros
habitan un mundo donde el Karma no existe.

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Lo que sabe el agua

El alma debe aprender  a perdonar aquello que la boca canta.
A los ojos del mundo una rata es tan moral como un monje.
Sin embargo, el corazón es un río
derramándose de sí mismo, un río que no puede ser vadeado.

Este río desemboca en una bahía
y se vuelve sobre sí mismo con la marea entrante,
transporta el canto del somorgujo y la sal
de lo indescriptiblemente humano

Un águila distante penetra la boca de otro río
allí ya no nadan los salmones y sus anchas alas planean
río arriba hasta desaparecer en la nada de donde vino.

Solo el pensamiento permanece. Careciendo de la astucia del águila
o de la sabiduría del gorrión, ¿hacia dónde me dirigiré,
ahogándome en el dolor? ¿Quién sabrá lo que los árboles saben?
Lo que sabe el joven arce con su paciencia de arañas o ¿qué es lo que confiesan los sauces?

Déjenme ser agua. El corazón se derrama en olas.
Escuchen lo que las aguas nos dicen.
Viento, sé nuestro amigo.
No existe nada que no pueda perdonar.

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La flor de la orquídea

En el instante en que me pregunto
si la orquídea va a morir
ella florece

y no puedo explicar la emoción
en mi corazón, ni por qué tanto placer
proviene de ese pequeño capullo
en el extremo de un delgado tallo,
de esa pequeña flor
sanguínea roja dorada

abriéndose en el apogeo del verano
pequeña, perfecta en su plenitud.

Incluso para un poeta
de cabellos blancos y rostro curtido,
ella es en su pureza, erótica,

pistilo y estambre, polen,
rocío del mundo, una cucharada
de tierra y de agua.

Ella es erótica
porque en el corazón del nacimiento
la muerte afirma su existencia,

y el efecto dramático de los viejos prismas luminosos
del alba, allí en las húmedas ramas del cedro,

profundísimo misterio
mientras lavo la vajilla al atardecer
o bromeo con mi esposa,

quien a cada momento se vuelve más bella
simplemente porque uno de nosotros ha de morir.

 

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Ojos bien abiertos

La pequeña niña de piel aceitunada
……..me mira detenidamente
desde la fotografía

sus ojos inmensamente abiertos,

bellísimos ojos de un castaño intenso
…..brindan en silencio, testimonio
a ese dolor tan viejo como el mundo.

Ella era joven,
…….y muy bella, tan bella como sólo
los jóvenes suelen serlo,
……..pero en su belleza
…..soporta callada
………..las calamidades:

pues sus lágrimas se han agotado.

Cerré la revista y me dirigí
…….a la pila de leña
partí algunos troncos, pensando,

«Esta noche su fuego es probablemente
una fogata abierta,
…….sus llamas brillantes
…..izándose como pendones lamen el aire
……flamean en la brisa».

 

Cuando era un niño
……oí acerca del derramamiento de sangre en Corea,
..del ejército rojo posado en nuestro umbral,
y también de las bombas que para siempre
aniquilarían nuestro mundo.

 

Me refugié debajo de mi pupitre como el resto de este mundo tonto.

 

En Okinawa, vestí el uniforme
……..y porté armas
hasta que mis ojos comenzaron a abrirse,
……..hasta que me ahogué
con el orgullo del cuerpo de marines,
hasta que me di cuenta
de lo deliberado de mi ceguera.

¿Cuánto dolor es una vida?
….¿Qué es lo que se puede hacer
si no nos ponemos del lado de los desaparecidos, los asesinados,
……….los huérfanos
nuestros propios niños armados, y damos testimonio

con nuestros ojos bien abiertos?

Cuando yo era un niño asustado de la noche
……y llorando en mi cama,
mi padre me decía un poema o cantaba,

«Monturas vacías en el viejo corral,
hacia dónde cabalgarán esta noche».

Homero pensaba que los muertos llegaban
…..a un campo de asfodelos.
«Musashino» cerca de Tokio, significa
…..«la llanura de Musashi»,
el camino del guerrero lavado en sangre.

Las canciones de guerra son cantadas
…..al son del ritmo de las viejas marchas.
Oh, sí cómo nos gusta honrar a los muertos.

¿Un mundo sin guerras?
¿Quién sino un niño o un tonto
podría imaginar tal cosa?

Los líderes de las corporaciones se educan
….con El arte de la guerra de Sun Tzu.
«Todos deploramos la guerra», dice el presidente
..mientras ordena nuevos bombardeos,
«pero Dios está de nuestro lado».

¿Cuál sangre es cristiana,
cuál musulmana, judía o hindú?

La niña hermosa con sus bellos ojos tristes
……..me observa, pero
no ha hablado. ¿Qué podría decir?

Ella sobrelleva la carga de hallar otro camino.

En sus ojos, las ruinas, el temor,
los zapatos que no pueden ser llenados, las manos
que nunca acariciarán su cabello.

Pero, escuchen y oirán su voz,
……..baja, triste, dolorida.
–Ya está en tu interior–

 

un latido, un susurro,
promesas rotas–

si sólo pudieras oír

con tus ojos bien abiertos.

 

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Notas
(1) Yasunari Kawabata es un reconocido e influyente escritor japonés del siglo XX, galardonado con el premio Nobel de Literatura en 1968.
(2) Morris Graves es un artista plástico norteamericano cuyo estilo, dentro del expresionismo abstracto, es caracterizado como un misticismo alimentado por la estética y la filosofía asiática, y una iconografía personal de aves, flores, cálices y otras imágenes para explorar la naturaleza de la conciencia.

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Sam Hamill. Utah, EE. UU., 1943. Poeta, ensayista, activista y traductor. Huérfano desde muy joven, ganó interés en la literatura y la poesía a través de la Generación Beat y los textos del budismo Zen. Hamill  es autor de más de una docena de libros de poesía entre los que figuran Destination Zero: Poems 1970–1995 (1995), Almost Paradise: New and Selected Poems and Translations (2005), Measured by Stone (2007) y Habitation: Collected Poems (2014). Su obra está influenciada por Ezra Pound, William Carlos Williams, Kenneth Rexroth, Denise Levertov y Hayden Carruth, así como clásicos de la literatura universal leídos directamente del griego antiguo, latín, japonés y chino, mucho de los cuales tradujo al inglés. Editor fundador de Copper Canyon Press. Durante más de 14 años, enseñó en prisiones y ha trabajado en causas a favor de las mujeres y los niños desprotegidos. En 2003 fundó el movimiento Poets Against the War en contra de la invasión a Irak por parte de la administración Bush,  movimiento que en poco tiempo se convirtió en un fenómeno mundial que reunió a más de 13.000 poetas en una importante antología en línea de poesía antibélica. En respuesta a diversas que críticas que cuestionaban el lugar de la política en la poesía, Sam Hamill aseveró que «no puedes escribir sobre el carácter y la condición humana y ser apolítico, ese no es el mundo en el que vivimos».

Esteban Moore. Argentina, 1952. Poeta, traductor y ensayista. Dicta cursos y seminarios en distintas instituciones y coordina talleres de escritura creativa. Integra el consejo de redacción de la revista Prometeo del Festival de Poesía de Medellín, Colombia. Es corresponsal de POESIA. Su obra ha sido parcialmente traducida al inglés, italiano, alemán, lituano, portugués y Albanés e incluida en diversas antologías.

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