elis o teoría de la distancia

Lucas Margarit

 

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Leemos que elis dice, encuentra, mira, talla, grita, cierra los ojos, es viejo. Escrito en minúscula: elis, como si no fuera un nombre propio sino un pronombre múltiple que cambia según la distancia que lo interpela. Él, yo, tú, elis viene de lejos, peregrino de un sí mismo roto, de «una distancia inhóspita entre la caricia y el abandono». En su viaje se vuelve conductor de una corriente de palabras que circulan por el paisaje. A su cuerpo deshecho lo rehacen las palabras: «dice paisaje/ para cicatrizar sus manos»; manos laceradas, ateridas, ojos que caen hacia una tumba. Se trata aquí de un libro que mueve las palabras con dolor, en el viento de un «dios confuso», «en las partes negras de los árboles». Y como esas estrellas que vemos pero ya no existen, elis lee palabras «en el muro de un jardín apagado», se encamina cargando una lápida sin nombre hacia la noche. Esta última imagen desgarradora se amalgama con aquello que abre el no estar capturado por un nombre propio, con el poder ser pájaro, piedra, árbol, hierba inquieta para un alma de antílope.

Dolores Etchecopar

 

 

 

 

ε

 

 

 

 

 

 

las rutas de elis

 

Del cuerpo despojado el sutil velo
Conde de Villamediana

i

decía elis:
«el cuerpo despojado»
y decaía

los pájaros ahogados en el agua
flotan hacia la ciudad

un animal ve la distancia
como otro velo
que la estepa repite

elis encontró
la marea
y la arena fue la piedra
que se alejó de la montaña

mira en silencio
y sigue cubriendo insectos
en una orilla opaca

elis talla la corteza de un árbol
para enfrentar la palabra a la imagen de la palabra

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un sistema de la distancia

 

un mapa que sea la sombra del espacio

ii

alguien envuelve tu cuerpo
con lino azul y cobre
el viento que sigue soplando
para alcanzar
el camino cerrado en la montaña

¿quién puede morir sin aislar
a los vivos y reconocer la distancia exacta entre
……el origen y el ahora?

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elis mira un paisaje

el agua mueve el agua en el río
el hombre es inmóvil en el árbol

elis recordaba en voz alta
que el cuerpo es una fractura del universo:
la figura permanente de lo que no perdura

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naturaleza muerta (siglo XVI)

elis describe mientras espera:

botella
agua sucia del río

cuenco de barro
con sangre de ternero

florero de vidrio oscuro
con tallos y hojas

dos naranjas
la mano sucia de un hombre viejo
que da sentido al resto de las cosas

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elis frente al río

ii

un cielo idéntico
a mosaicos rotos bajo el agua

un cielo frío como las ratas oscuras
que recorren las orillas claras del río

un río muerto que socava lentamente
el borde del mundo y de su cementerio

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elis defiende su posición frente al muro

Traje mi vida hasta aquí.
Vendrá un día en que los dos se unan,
Más arriba o más abajo de las cumbres
quebrantadas por la canción del Lucero.
Odysséas Elýtis

 

 

i

el viento entra en mis manos
para evocar un cristo sin vísceras
en este templo de ojivas y arcos

«otro sur es nuestro norte»
(dijo elis)

eras un río
que nace en la llanura y se recupera
como una grieta en la memoria de otra piedra

«escapo del cielo
hacia las grutas y me uno al mar
para llevar las piedras a la orilla,
es tiempo de hundirse en otra costa»
(dije)

te he traído hasta aquí por haber migrado

y recordaste mi palabra y mi cautela
y recordaste toda mi niñez en un barco de agua
…….y sal
y recordaste cada imagen de reposo entre la lluvia

para estar,
otra vez, del mismo lado del mar

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ii

el viento
talla entre los insectos
la forma de los mapas de elis
y la cartografía opaca de una patria

el viento es un animal oscuro abrazado a la hierba

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iv

¿has visto desplazarse el océano inclinado
cuando cada martirio se abre sobre el horizonte?
¿has podido leer en mis visiones el nombre de la
…….llanura y del vicio?

has inclinado la balanza hacia el norte y hacia
…….el sur
y viste en mi cara de niño terrible la infancia
…….más anónima
y observaste mi tristeza elegante como la piel
…….que se abraza a los árboles
para reunir parte de la historia de los olvidos

vi en las montañas que rodean el óxido
tus brazos alzándose en la tristeza
y seguí el recorrido de los arbustos de oro hasta
…….llegar a la ciudad de los huérfanos

he visto a eneas desnudo corriendo detrás de los
…….disturbios del fuego
y realizamos el primer sacrificio de la distancia

así inclinaste el invierno hacia la sabiduría y el
…….amparo
y crecí otra vez en el refugio del mundo que
…….ofreciste
mientras elegías el nombre más preciso para el aire

entonces, estaremos tentados de vengar la
…….última insolencia de un dios confuso

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viii

ahora
lo que digo
está en las partes
negras de los árboles

y está en el frío y en el amanecer de la noche
en cada imagen inmóvil de un fósil ya sin alma

lo que digo estuvo
en lo que callo

bailabas, elis
entre las piedras de tu jardín de piedras.

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Lucas Margarit. Buenos Aires, 1966. Poeta, docente y académico argentino. Doctor en Filosofía y Letras por la Universidad de Buenos Aires (Argentina). Se desempeña como investigador en la cátedra de Literatura inglesa de la Universidad de Buenos Aires. Ha realizado su post-doctorado sobre la traducción y la autotraducción en la obra de Beckett. Ha publicado los siguientes libros de poesía, Círculos y piedrasLazlo y Alvis y El libro de los elementos, de ensayo Samuel Beckett. Las huellas en el vacío, Leer a Shakespeare: notas sobre la ambigüedad. Ha traducido Enrique VIII de William Shakespeare, Poemas atómicos de Margaret Cavendish (1653) y La isla de los Pines de Henry Neville (1668), La defensa de la poesía de Sir Philip Sidney, entre otros autores ingleses. Ha compilado junto a Elina Montes los libros Utopías Inglesas del siglo XVII (2 vols.) y Shakespeare lector; lectores de Shakespeare. Forma parte del comité editorial de la revista Buenos Aires Poetry.

La imagen que ilustra este post fue realizada por la artista venezolana Andrea Britto Moreno

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